La madera es utilizada como combustible desde la noche de los tiempos, las fuentes de agua caliente y la geotermia eran apreciadas por los romanos, y los molinos de viento han contribuido ampliamente al desarrollo de los Países Bajos.
Pero la utilización activa de la energía solar es más reciente. Se distinguen dos tipos. La energía solar térmica produce agua caliente para uso doméstico e industrial. La energía solar fotovoltaica transforma directamente los rayos solares en electricidad. Esta corriente se utiliza tanto para edificios no conectados a la red (una finca aislada, un faro...), donde es consumida o almacenada en baterías, como para edificios conectados a la red, que la consumen o revenden a la red, los consumidores cercanos. En Alemania el precio de compra del Kw/h fotovoltaico ha sido recientemente revisado al alza; ahora es de 0,57 euros contra 0,15 en Francia.
La biomasa corresponde al uso de la madera y (...)