Estas elecciones no serán perfectas, no resolverán todos los problemas, pero constituirán un paso más hacia la democracia en Haití”, explicaba Edmond Mulet, el jefe guatemalteco de la Misión de Estabilización de Naciones Unidas en Haití (Minustah), días antes de las elecciones presidenciales del 28 de noviembre pasado. En primavera, William Clinton, ex presidente de Estados Unidos y enviado especial de la ONU, se mostraba aún más confiado: las elecciones “son en efecto una de las pocas cuestiones por las cuales no debemos preocuparnos”.
Pasaron las elecciones, y la población no se calma. Manifestantes que denuncian el proceso electoral; seis grupos de observadores electorales nacionales lamentan “la forma desastrosa” en que se llevó a cabo el escrutinio; catorce de los diecinueve candidatos reclaman su anulación; algunos mencionan un fraude masivo. Presentadas como fundamentales para la restauración de la “estabilidad” del país tras el seísmo del 12 de enero de 2010, la (...)