Por definición, un “pacto” es un juramento verbal que generalmente se firma. Permite también que el signatario exhiba el noble gesto de aquel que se compromete. Por lo tanto, nada tiene de asombroso el éxito de una palabra que ayude a los candidatos a sustituir la aridez de un programa por la solemnidad de una postura. Bajo la influencia de estrategas de la com (comunicación), el verbo es sólo el prêt-à-porter de una imagen de sí mismo.
La extensa arenga de Nicolas Sarkozy en el Congreso de la Unión para un Movimiento Popular (UMP) no engañó por mucho tiempo: bajo los oropeles de una elocuencia clásica, aparece la lógica del marketing. Con el fin de corregir los zigzags ideológicos del candidato, se le hizo reivindicar la doble herencia de la tradición gaulista (De Gaulle, Jacques Chaban-Delmas, Georges Mandel) y la izquierda histórica (Léon Gambetta, Jean Jaurès, Léon Blum), operación que fue (...)