En Pluto, dios del dinero, una comedia representada hacia el 389 antes de nuestra era, Aristófanes puso en escena a dos atenienses, uno de ellos Cremilo, que se encuentran con el dios de la riqueza, Pluto, un ciego. Deciden curarlo para que el dinero circule de manera más justa. La Pobreza (Penia en griego) intenta disuadirles de ello.
Cremilo.– ¿Al ver cómo viven los hombres de hoy en día, quién no pensaría que su existencia no es sino un delirio extravagante, una pura locura? ¿No diríamos que son el juguete de un genio maligno? De un lado, un montón de gente, de bandidos sin fe ni ley con los bolsillos bien llenos de todo el dinero amasado en el comercio deshonesto; del otro, la multitud de gente valiente, de gente honesta en cuyas vidas nada va como debería ir, que se mueren de hambre y no tienen una perra. (...)