Reconocer la libertad de expresión ha constituido, frecuentemente, uno de los primeros etapas pasos la democracia. Reivindicación común al liberalismo político y al republicanismo, es la contrapartida de la libertad de conciencia y se opone al dogma, a la monarquía absoluta (crimen de lesa majestad), a la religión (delito de blasfemia). Empleando la ironía, Beaumarchais hacía decir en su Le Figaro: “Dado que no hablo en mis escritos ni de la autoridad, ni del culto ni de la política, ni de la moral, ni de la nobleza, ni de la gente importante ni de nadie que posea algo, puedo publicarlo todo libremente, bajo la inspección de dos o tres censores”.
En los siglos XVII y XVIII, las revoluciones inglesa, norteamericana y francesa se caracterizaron, entre otros rasgos, por el reconocimiento de la libertad de expresión. Y realizaron una parte del proyecto de la Ilustración. Todos los textos nacionales e internacionales que (...)