Una multitud de actores participaba activamente en el comercio de esclavos. Católicos, musulmanes, protestantes y judíos, provenían de todos los países, colonias o sociedades donde existió la trata, tanto de Europa occidental y sus posesiones, como de numerosas sociedades de África occidental y del norte, o de Oriente Próximo. Del otro lado del Atlántico, eran miles los que procuraban beneficiarse con la captura, la venta y la explotación de millones de africanos. Hay mucha sangre sobre muchas manos.
Sin embargo, en los últimos años, hay quienes trataron de demonizar a ciertos grupos particulares, como los judíos. Ningún historiador serio consideró nunca que hubieran cumplido un papel destacado en el manejo del comercio de esclavos. La acusación proviene de algunos antisemitas que llamaron así la atención pública agitando el viejo fantasma de la dominación judía, y es particularmente curiosa, teniendo en cuenta que al comenzar la trata de negros los judíos habían (...)