En 1950, el 22% de los estadounidenses adultos se declaraban solteros. En esa época el fenómeno se concentraba esencialmente en los Estados del Oeste, poco poblados, pero de fuerte crecimiento –Alaska, Montana, Nevada– que atraían una mano de obra inmigrante y femenina. Con frecuencia, el celibato constituía para ellas el paso obligado que conducía a una vida doméstica más convencional.
En 2012, más de la mitad de los estadounidenses son solteros, y 31 millones viven como “singletons”. A estos hay que sumar los 8 millones de individuos ubicados solos en los hospicios, las instituciones geriátricas y las prisiones. Las personas que viven solas (tengan o no una relación sentimental) representan el 28% de los hogares estadounidenses, lo que constituye el grupo más importante después del grupo de parejas sin hijos –sus efectivos superan ahora a las familias nucleares o intergeneracionales.
Por otra parte, la población de los singletons es mayoritariamente femenina (17 (...)