Durante la cumbre del G20 que se celebró en Antalya, Turquía, los días 15 y 16 de noviembre de 2015, Vladímir Putin afirmó que la Organización del Estado Islámico (OEI) era financiada por cuarenta países, entre ellos algunos participantes del G20. Aunque al principio los recursos del autoproclamado califato provenían de donaciones de ciudadanos de países como Kuwait, Arabia Saudí o Qatar –sobre todo miembros de las familias reinantes– destinadas a la oposición siria y a los suní de Irak, más tarde se diversificaron.
Las exigencias de rescate que acompañan las campañas de terror y de intimidación (como las decapitaciones de rehenes) han permitido instalar una extorsión que se extiende a numerosos países. Pero las conquistas territoriales de la organización son las que sobre todo han alimentado su tesoro de guerra. Al tomar el control de Mosul, segunda ciudad de Irak, en junio de 2014, la OEI se apoderó de una (...)