Detrás de la goma arábiga se ocultan algunos secretos del cliente-rey de los comerciantes de savia: The Coca-Cola Company. En 2007, asistentes de los legisladores del Congreso informaron haber sido abordados por lobbistas de este símbolo de capitalismo estadounidense, cuando la legisladora demócrata Maxine Waters intentó hacer votar la ley HR 3464, que prohíbe todo comercio de goma sudanesa. Y de acuerdo con Christian Harbulot, director de la Escuela de Guerra Económica, la firma de Atlanta se asociaría con la United Status Agency for Iternational developement (USAID) para financiar la organización no gubernamental suiza Medair, que participa en la construcción de pozos en Darfur occidental. Según Harbulot, que sin embargo evita revelar sus fuentes, “la apuesta de Coca-Cola es muy simple: se trata de fijar esa potencial mano de obra para permitir el cultivo de la goma”.
Interrogado repetidas veces sobre la composición de su bebida estrella, el grupo estadounidense contesta (...)