Desde el lanzamiento en los años 1980 de la campaña de Naciones Unidas “Agua y saneamiento para todos”, los pioneros de la higiene encontraron, sin hacer ruido, algunas soluciones sanitarias de bajo coste y poco consumo de agua. Mejoraron la “letrina” común para que fuera más agradable, más limpia y su contenido, fermentable o biodegradable.
Los ambientalistas recomiendan el “saneamiento ecológico” para reciclar como fertilizantes los nutrientes presentes en las excreciones, algo que no resulta agradable para todos pero que, sin embargo, es bien recibido en algunas sociedades, especialmente en Escandinavia y el sudeste asiático. Los retretes sin conexión –menos atractivos que los inodoros de porcelana inmaculada, pero decentes y utilizables– se presentan actualmente en diferentes variantes, según los gustos y el bolsillo de los consumidores, a partir de un precio de aproximadamente quince euros. Algunos modelos incluyen una junta hidráulica y deben limpiarse manualmente echando un balde de agua. Los (...)