Encubierto por un implacable telón mediático internacional que combina la mentira con el ocultamiento en Colombia se instaura un régimen sostenido en la violencia y la corrupción con un disfraz democrático formal. El principal diario del país, El Tiempo, editorializó en diciembre de 2005: “Es un secreto a voces la impresionante paramilitarización de regiones y áreas completas de la vida social, política y económica del país. Y la política y la campaña electoral, por supuesto, no son excepción.” Como es sabido, las finanzas de este proceso de paramilitarización están articuladas a los negocios de alta rentabilidad de la globalización oculta: narcotráfico, armas, trafico de seres humanos, juegos de azar, y apropiación con el uso del terror de tierras con valor económico o geoestratégico.
Este exabrupto institucional engendrado por la voluntad imperial en la región andina cuenta con (...)