¿Qué decir de Raúl Ruiz? ¿Que ha sido uno de los cineastas más originales de los últimos cincuenta años? ¿Y también, sin duda, el más prolífico (120 películas en cuarenta años...)? ¿Que inventó un lenguaje cinematográfico, de un barroco exacerbado, que sólo le pertenece a él? ¿Que formó parte de esos pocos creadores para quienes la imaginación manda? ¿Que, indudablemente, nunca desde Luis Buñuel se ha manifestado tanta libertad en la dirección de los relatos?
En cualquier caso, semejante fecundidad puede sorprender. La pletórica filmografía de Ruiz va desde grandes producciones (El tiempo recobrado, Misterios de Lisboa) hasta películas experimentales, subterráneas, rodadas sin medios –pasando por todos los registros intermedios–. En realidad, Ruiz no despreciaba ninguno de los proyectos que le proponían porque consideraba que siempre iba a poder insuflarles un poco de su libertad creativa o de su singular estilo. Siempre tenía veinte guiones en la cabeza y diez proyectos (...)