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De Barack Obama a Donald Trump, el intervencionismo ya no atrae

Estados Unidos está cansado del mundo

El candidato republicano a las elecciones presidenciales estadounidenses de noviembre de 2016 probablemente estará menos a favor de las intervenciones militares que su adversario demócrata –una situación inédita desde la Segunda Guerra Mundial–. La tentación del repliegue, presente habitualmente en la política exterior de Barack Obama desde 2009, se extiende en la actualidad a los dos grandes partidos.

por Benoît Bréville, mayo de 2016

“Confuso”, “débil”, “indeciso”, “traidor”, “cobarde”, “ingenuo”, “incoherente”, “sin visión”, “inexperto”: durante ocho años, los republicanos no han tenido palabras lo bastante duras para calificar a Barack Obama y su política exterior. El Presidente habría socavado la grandeza y el crédito de Estados Unidos al negarse a recurrir a la fuerza.

Aunque nunca dejan de recalcar hasta qué punto Obama habría humillado a Estados Unidos, los dos principales candidatos en la palestra para las primarias republicanas han dejado a un lado, en gran medida, esos discursos radicales. En diciembre de 2015, Ted Cruz criticó a los “neoconservadores locos que quieren invadir todos los países del planeta y enviar a nuestros hijos a morir a Oriente Próximo”. El mismo mes, durante un discurso ante la muy conservadora Heritage Foundation, subrayó el carácter nefasto de las intervenciones estadounidenses apoyándose en el ejemplo libio, para luego añadir: “No tenemos que apoyar a ningún bando en (...)

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