“Cerrad el paso a los marxistas”; “¡Con el comunismo no se juega! Hay que votar por el progreso, contra la ruina, por la libertad, contra la dictadura”. En vísperas de las elecciones legislativas francesas de 1973, la prensa gaullista se afanaba contra la Unión de la Izquierda y el programa común, haciendo eco a los tenores de la derecha: “Un acuerdo diabólico”, fustigaba el ex primer ministro Michel Debré; “el fin de toda democracia”, profetizaba el líder centrista Jean-Jacques Servan-Schreiber; “la ruina en cinco meses y la dislocación de la economía”, remataba el barón giscardiano Michel Poniatowski. Cincuenta años han pasado, pero la cantinela del “peligro rojo” sigue tan rimbombante.
Al día siguiente de la primera vuelta de las elecciones legislativas celebradas este junio, el derrotado exministro de Educación Jean-Michel Blanquer entró en guerra contra Francia Insumisa (La France insoumise), “una extrema izquierda antirrepublicana” y “llena de odio” (BFM-TV, 13 de (...)