Solo unas pocas horas bastaron para entender que la eliminación del líder de Hamás Yahya Sinwar, acaecida el pasado 16 de octubre en el sur de la Franja de Gaza, no iba a precipitar el fin de la guerra. “Esto no es el fin de la guerra en Gaza, sino el principio del fin”: el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu no tardó en hacer saber que seguía prefiriendo el uso de la fuerza a las negociaciones para liberar a los rehenes israelíes. En cuanto a la otra parte, reafirmó por boca de Jalil al Hayya —miembro del buró político de Hamás y jefe de la delegación palestina durante las negociaciones— que no se procedería a ninguna liberación sin un alto el fuego que incluyese le retirada del Ejército israelí de la Franja de Gaza y la liberación de prisioneros palestinos.
Tanto para un bando como para el otro, lo que está (...)