Igual que los países del noroeste de Europa, Francia registra más nacimientos que fallecimientos (saldo vegetativo positivo) y recibe a más individuos de los que pierde (saldo migratorio positivo). Su pirámide de edad se ha convertido en una torre, con generaciones en la actualidad sensiblemente de la misma importancia hasta los 70 años aproximadamente, con la llegada a la edad de la jubilación de los primeros batallones del baby-boom.
La pirámide alemana, por su parte, ve cómo su base se reduce severamente, siendo los menores de 10 años casi dos veces menos numerosos que los quincuagenarios. Su déficit de nacimientos se incrementó durante los años 2000, pero está más que compensado por una elevada inmigración, que llega a su punto máximo en 2015.
También con forma de rombo, la pirámide búlgara registra un elevado déficit de nacimientos a partir de 1990, es decir, un saldo vegetativo negativo, al que (...)