Aparte de Marruecos, el único Estado de habla árabe en el que existe un movimiento gay estructurado es el Líbano. Este país ha dejado de aplicar la ley que prevé cárcel para los homosexuales, pero no la ha abolido. En Argelia, hay cierta manga ancha, aunque el debate no se ha llevado a un nivel público. Egipto, en cambio, acosa a los homosexuales, sin que nadie se atreva a defenderlos en público, pese a que el Código Penal no tipifica este ‘delito’ y se utilizan acusaciones genéricas de ‘depravación’.
En Jordania es similar, aunque el peligro más grave no emana de la policía sino de la propia familia, capaz de asesinar a un miembro que ha manchado el ‘honor’ familiar. En el resto de la región la situación es aún peor: Arabia Saudí, Sudán y Yemen condenan a la pena de muerte, aunque normalmente se limitan a aplicar azotes, al igual (...)