Mi ojo de Graciela Iturbide (Ciudad de México, 1942), es un libro de sombras que se nos presenta como una obra íntima, en formato pequeño, artesanal, donde la tinta de plata nos hace recobrar el efecto perturbador de la foto primitiva, ese lugar en el que el índex, la huella de lo real, nos advierte de su singularidad irrepetible mientras desaparece el rastro de sus coordenadas espaciales, el mapa de otrora que nos llevó, de la mano de Graciela, por la India, por el desierto de Sonora, por Japón y siempre, siempre, hacia las mujeres de Juchitán.
En el umbral de 1970 una Graciela que quería ser escritora asiste, por azar, a las aulas de Álvarez Bravo en la UNAM y, al tiempo que se convierte en su asistente, descubre en la foto su lenguaje y en la cultura nacional-popular mexicana el horizonte de una identidad a labrar, indígena y diversa. (...)