Una veintena de ensayos dedicados a otros tantos escritores mundialmente reconocidos (y también admirados por el Premio Nobel de Literatura 2003) nos permite compartir con el autor de Elizabeth Costello los secretos de la cocina de otros creadores a los que espía, analiza y exprime de un modo personal, casi siempre benévolo, para dictar finalmente sentencia.
Hasta la mitad de sus reseñas J.M. Coetzee no muestra los colmillos. Pero, de pronto, alguna presa que parecía salvarse queda despedazada.
Beckett, Bellow, Benjamin, Celan, Faulkner, Grass, Musil, los dos Roth (Joseph y Philip), Naipaul y Svevo –hay más– aparecen en el microscopio del surafricano quien nos brinda en cada ensayo una sorpresa, el hallazgo del cazador furtivo pero con excelente ojo y olfato. Su juicio seduce por alejarse de tópicos y ceñirse a un camino personal en el que establece conexiones, influencias y hasta rechazos de unos escritores (...)