En la penumbra de su oficina, con las contraventanas cerradas para mantenerla fresca, Ali Konaté disfruta de un momento de descanso después del almuerzo. Recostado en su sofá, busca las palabras, vacilando aparentemente entre el desánimo y la desesperación. Desde hace algún tiempo, los días se han ido haciendo más largos y las noches se han tornado algo inquietas para este hombre con una doble carga sobre sus hombros: dirige una empresa de obras públicas en Bobo-Dioulasso, la capital económica de Burkina Faso, y también preside la Unión Nacional de Dozos, una de las asociaciones de cazadores tradicionales más importantes del país. “Siempre tengo que calmar a mis hombres –nos explica–. Algunos quieren llegar a las manos con los fulanis, a los que acusan de ser cómplices de los yihadistas”.
Los dozos (o donsos) viven en varios países de África Occidental, particularmente en Burkina Faso, Costa de Marfil y Malí. Forman (...)