Pekín. Entre el tercer y el cuarto periférico, al noreste. Unidad 798. Un hermoso complejo de edificios de ladrillos rojos estilo Bauhaus, donde conviven pasajes vanguardistas, modernos restaurantes y elegantes tiendas. Antes de ser un lugar de moda, esta antigua “danwei” (gran empresa estatal), que ocupa alrededor de un kilómetro, concebida en 1957 por especialistas de Alemania del este, en nombre de la “solidaridad socialista”, albergaba a unos 20.000 trabajadores para fabricar armamento chino. Eran los tiempos en que las grandes empresas tenían sus viviendas, sus escuelas, su centro de salud, su teatro... Los tiempos en que el complejo de Dashanzi, del que depende la Unidad 798, pretendía ser un modelo. Fue hace menos de quince años. Desde entonces, la “reforma económica” ha pasado por allí, arrasando con la producción, los trabajadores, sus familias.
Las fábricas abandonadas se oxidaban tranquilamente cuando un puñado de artistas transgresores decidió refugiarse en ellas. No (...)