- Fotografía de Óscar Guijarro
En el minúsculo jardín que rodea su casa, Francisco Guzmán no puede dejar objetos tirados. Tampoco puede sacar la basura antes del día de la recogida ni escuchar música. “Puedo tener un animal de compañía, pero no debe superar los 40 centímetros de altura. Y si quiero alojar a alguien, incluso si es mi hermano o mi madre, debo pedir autorización al gerente. Es increíble; ¡estoy en mi casa!”. Si bien Guzmán y su pareja son realmente propietarios de su alojamiento, una casa industrial de dos dormitorios, alquilan su terreno en un parque para mobile homes de Aurora (Colorado).
Para ocupar uno de los 440 lotes, la joven pareja paga 500 dólares al mes, a lo que debe añadir 250 dólares para devolver el préstamo a ocho años contraído para comprar su tres piezas, (...)