Si nos atenemos al discurso oficial de la administración estadounidense, la oposición armada en Irak se reduciría a los últimos batallones "baasistas", reforzados recientemente por "terroristas" extranjeros. Estos últimos, según el "gobernador" Paul Bremer, estarían entrando por centenares a Irak. Los contactos, aún limitados, con medios opositores, ofrecen otra imagen, más matizada y compleja.
Es indiscutible que elementos del antiguo régimen constituyeron efectivamente células de resistencia, sobre la base de sus relaciones familiares o profesionales. Al dejar sus puestos en los servicios de seguridad, algunos se llevaron consigo material técnico y militar. Por otra parte, disponen de depósitos secretos de armas, instalados en todo el país por el pasado régimen. Sin embargo, no cuentan con una estrategia que hubiera podido ser concebida tiempo atrás por Sadam Hussein, incapaz de anticipar su caída.
Esas células son producto de la fragmentación de la antigua elite en el poder. Inicialmente informales, se van estructurando paulatinamente, (...)