La intelligentsia israelí experimentó en la década de 1980 el comienzo de una mutación notable que marcó la llegada de una nueva generación de hombres y mujeres que no habían conocido ni la Shoah ni la creación del Estado de Israel. Esta evolución muestra también la progresiva maduración de ciertas elites, que actualmente pueden juzgar sin complejos el pasado, y liberarse de los mitos y los tabúes difundidos por los dirigentes israelíes.
El anticonformismo de esos intelectuales –historiadores, sociólogos, filósofos, novelistas, periodistas, cineastas, artistas– comenzó a aflorar tras la Guerra de los Seis Días, en 1967. La ocupación, la resistencia palestina, el acceso al poder de la derecha nacionalista y religiosa en 1977, la influencia creciente de los colonos y de los rabinos expansionistas, la exacerbación de las tensiones entre clericales y laicos, vinieron a alimentar la contestación. “Cuando hablan de Tel Aviv, los religiosos dicen a menudo ‘Sodoma y (...)