Estruendos, resplandores, deflagraciones del campo de batalla. Enfundado en su uniforme de última generación con chaleco antibalas integrado, el combatiente es estadounidense. Un casco garantiza su protección. También le permite utilizar el equipamiento electrónico que transporta. El ordenador, cuyo mando tiene en la mano, incluye un banco de datos y responde a órdenes vocales. En la pantalla de la parte superior de su casco, puede hacer aparecer mapas, su posición calculada por GPS, directivas escritas, tales como sus órdenes de misión, los datos técnicos necesarios para la identificación de un aparato, e incluso imágenes de video. La cámara integrada en el módulo permite ver de noche a través del humo. “Orejas electrónicas”, montadas a cada lado del casco, localizan el origen de los sonidos. Para más seguridad, el sistema informático está vinculado a un detector de minas compuesto de sensores térmicos y de un microrradar.
Tiene un arma, por cierto, en (...)