El Gobierno, la Administración pública, los entramados institucionales… gozan de visibilidad, atraen la atención, necesitan los focos, incluso pueden estar sometidos en mayor o menor medida a cierto control democrático. El poder, no. Este libro ilustra la diferencia entre una cosa y otra, con un ejemplo incuestionable que sacaría los colores a cualquier democracia que se precie. España, naturalmente, no es el caso. Fonsi Loaiza, doctor en Medios, Comunicación y Cultura por la Universitat Autònoma de Barcelona, aborda aquí el perfil biográfico de una celebridad: Florentino Pérez, de quien la ciudadanía conoce, sobre todo, que es el presidente del Real Madrid, y tal vez de la constructora ACS, además de poseer un enorme patrimonio. Pero este ensayo –que va por su tercera edición pese al atronador silencio mediático respecto de su profiláctico contenido–, explora el lado más inquietante del personaje. Que, a la vista del éxito, acaso su proyección no reside tanto en el carisma y gran influencia acumulada con el paso de los años, sino en la rendición absoluta de prácticamente todos los estamentos públicos que, en teoría, se deben a un ordenamiento y control democrático que zozobra estrepitosamente en un maremágnum de intereses contrapuestos. Nada personal, solo negocios, que diría el clásico.
En menos de doscientas páginas que se devoran a la carrera, el autor desvela una trayectoria que recorre una breve experiencia política fracasada, pero un atronador éxito empresarial, incluyendo la gestión del equipo de referencia de un Estado ferozmente jacobino, y del palco desde el que se atan las alianzas y operaciones más sustanciosas en tardes de fútbol, muchas veces ajenas a las reglas de la competencia. Una tribuna como eficaz teatro de operaciones donde ministros y funcionarios de todos los gobiernos habidos y por haber se olvidan de quién y para qué fueron elegidos, y ofrecen su entrega incondicional para lo que fuere menester. Sin olvidar el dominio y control de medios de comunicación y de periodistas entregados que también redujeron a jirones mercenarios su condición y prestigio profesional. En cualquier sociedad democrática, un relato semejante comportaría algo más que rubor. Aquí, por el contrario, se intenta que el libro no trascienda. Va de un empresario de éxito y una pretendida sociedad moderna de regreso a una suerte de feudalismo instrumental. Pasen y lean.