Perdido en el corazón de Chhattisgarh, el fortín de Rani Bodli está ubicado frente a la oscuridad intimidante de la jungla, con sus metralletas apuntando hacia los árboles. El 15 de marzo, al alba, fue atacado por cientos de guerrilleros maoístas, que surgieron de esa vegetación. Desbordados, cincuenta y cinco policías y soldados reclutados temporalmente resultaron muertos. Sólo sobrevivieron doce hombres, heridos. En cuanto a los refuerzos, les llevó tres horas recorrer los ocho kilómetros que los separaban de los sitiados.
Unas semanas después de la carnicería, sentado a la sombra de un mango, con el codo apoyado en su Kaláshnikov, el jefe de sección Essaryado parece preguntarse sobre su utilidad en esos lugares. Alrededor de él se activa su tropa, en su mayoría soldados reclutados temporalmente bautizados SPO (Special Police Officer), muy jóvenes y poco aguerridos. “Este puesto se construyó en 2005”, explica el suboficial. Entonces Nueva Delhi se (...)