“La crisis de Oriente Próximo (…) no surge de una querella entre Estados, sino de un choque de civilizaciones”. En 1964, un universitario británico, poco conocido todavía, lanza la fórmula que iba a gozar de gran fortuna. Indiscutiblemente, Bernard Lewis es un precursor. Instalado en Estados Unidos en 1974, especialista en Turquía, es también un actor político y no lo oculta. Muy cercano a Paul Wolfowitz y a los neoconservadores de la administración Bush, es partidario de la política israelí y de la guerra contra Irak. Descubierto por el gran público después del 11 de septiembre de 2001, es autor de dos ensayos muy sesgados, bajo su apariencia “científica”: ¿Qué ha fallado?: el impacto de Occidente y la respuesta Oriente Próximo, y La crisis del Islam: guerra santa y terrorismo, muy aplaudidos. Incluso se ha olvidado que sigue negando el genocidio armenio...
Veinticinco años más tarde, relanzó esa fórmula, que en (...)