Imagínense ustedes que los anglosajones, tan apegados a su régimen de pesos y medidas peculiar e incomprensible para un europeo, estuvieron a punto de inventar el sistema métrico y decimal que rige prácticamente en el resto del mundo. El 25 de julio de 1789, Sir John Miller, diputado de la Cámara de los comunes, propuso que se uniformaran todos los pesos y medidas, proponiendo que el nuevo patrón se “derive de algo invariable, cogido de la naturaleza, y que sea igual en todos los tiempos y en todos los lugares”; por ejemplo, el espacio que en un segundo atraviesa un cuerpo que cae, el ir y venir de un péndulo, o un grado del meridiano. Ya sabemos que su idea no fue aceptada en el mundo anglosajón.
Este deseo de unificación estaba latente desde hacía tiempo en la Francia revolucionaria, preocupada por la igualdad. Según Talleyrand, las 2.000 medidas que existían (...)