La ideología francesa es uno de los ensayos que más enorgullecen a Bernard-Henri Lévy. Modestamente, lo cita todo el tiempo. En 1981, Raymond Aron analizaba la obra en estos términos: “Un autor que se complace en utilizar los adjetivos infame u obsceno para calificar a los hombres y las ideas invita al crítico a devolvérsela. Soy partidario de resistir lo más posible la tentación, aunque el libro de Bernard-Henri Lévy presenta algunos de los defectos que me horripilan: el estilo ampuloso, la pretensión de contrastar los méritos y deméritos de los vivos y los muertos, la ambición de recordar a un pueblo amnésico la parte enterrada de su pasado, las citas sacadas de contexto e interpretadas arbitrariamente”.
Dos años antes, a propósito de otra producción de Bernard-Henri Lévy, Le Testament de Dieu, el historiador Pierre Vidal-Naquet estimaba que: “Basta echar una rápida ojeada a este libro para comprender que, lejos de (...)