“Hace diez años, Europa era el epicentro de la política exterior de Estados Unidos. Lo había sido desde abril de 1917, cuando Woodrow Wilson envió un millón de hombres al frente occidental, hasta la intervención del presidente Clinton en Kosovo en 1999. Durante la mayor parte del siglo XX, Europa fue nuestro primer y vital foco de atención (...) Pero ahora todo ha cambiado. (...) Oriente Próximo ocupa para el presidente Bush y para la secretaria de Estado Rice, y ocupará para quienes los sucedan, el lugar que tuvo Europa para las anteriores Administraciones durante el siglo XX”. Así se expresó el 11 de abril de 2007 Nicholas Burns, el subsecretario de Estado de Estados Unidos.
Como ha reiterado insistentemente el presidente Bush, “lo que está en juego en el ‘Gran Oriente Próximo’ es algo más que un conflicto militar. Es la guerra ideológica decisiva de nuestro tiempo. De un lado (...)