Los palestinos nunca estuvieron tan divididos y débiles como después de los combates fratricidas del pasado verano en Gaza. Sus conflictos internos minan la solidaridad internacional con su causa, reduciendo la presión sobre el ocupante israelí y transformando los territorios palestinos en un polvorín susceptible de estallar en cualquier momento.
Hamás acusa a Fatah de haber conspirado contra su Gobierno, a veces con la complicidad de Israel. Por su parte, Fatah denuncia la incapacidad del partido islamista para gobernar eficazmente y su “violento golpe” de junio de 2007 contra la presidencia y la Constitución. En cuanto a los independientes, critican a los dos movimientos por haber colocado el interés de sus facciones sobre el interés nacional.
Poco después de la firma de los acuerdos de Oslo de 1993, fui testigo de acusaciones recíprocas en el curso de una mesa redonda sobre el futuro de Palestina, en la que participaron dirigentes y militantes (...)