“La abolición de las leyes sobre cereales en Inglaterra fue el mayor triunfo que pudo lograr el librecambio en el siglo XIX. En todos los países donde los fabricantes hablan de librecambio, lo que les interesa principalmente es el librecambio de los granos y de las materias primas en general. Gravar con derechos protectores los granos extranjeros es algo infame, es especular con el hambre de los pueblos.
Pan barato, salarios altos, cheap food, high wages, he aquí el único objetivo por el cual los free-traders gastaron millones en Inglaterra, y su entusiasmo ya se ha extendido a sus hermanos del continente. En general, si queremos el librecambio, es para aliviar la condición de la clase trabajadora.
Pero, ¡cosa sorprendente! El pueblo, al cual se quiere procurar a cualquier precio pan barato, es muy ingrato. (…) El pueblo ve en los hombres abnegados, en un (John) Bowring, un (John) Bright y sus (...)