Alma rusa
En Occidente, tanto en la izquierda como en la derecha, abundan los estereotipos sobre Rusia y los rusos: grandeza de alma, generosidad, exceso, enormes espacios, libertad sin límites, todo ello aumentado y corregido por la lectura de Tolstoi o de Dostoievski. Mezcla de romanticismo revolucionario y de fatalismo para algunos, reconciliación de las virtudes del mercado y del sentido religioso para otros, esa mítica “alma rusa”, insondable, tiende a proyectar a Rusia a una galaxia ajena tanto a la lógica de la globalización capitalista como a la de la resistencia altermundialista.
La realidad es mucho más llana: a la dureza del poder y a la brutalidad de las relaciones sociales, herencia del período soviético, se añaden ahora la violencia del mercado, el cinismo del dinero loco, el egoísmo del “cada cual para sí”, y el materialismo de la carrera hacia el consumo. En Rusia, como en el resto del (...)