La última guerra en Georgia tuvo sorprendentes repercusiones en los países del Cáucaso: reactivó los contactos entre Armenia, Turquía y Azerbaiyán. En Ereván, en septiembre de 2008, el presidente turco Abdullah Gül asistió a un partido de fútbol entre las selecciones nacionales turca y armenia: un acontecimiento excepcional en vista de las complejas relaciones que mantienen ambos países. Diecisiete años después de la caída de la Unión Soviética, Turquía aún se niega a entablar relaciones diplomáticas con Armenia. Desde el fin de la Guerra Fría, sólo la frontera turco-armenia permanece cerrada. Y Ankara condiciona el intercambio de diplomáticos a la retirada de las fuerzas armenias de Karabaj y Azerbaiyán. La sombra del genocidio armenio, que Turquía todavía no reconoce como un hecho histórico, sigue afectando la normalización de las relaciones bilaterales. ¿Destrabarán la visita del presidente turco a Ereván y las negociaciones secretas entre ambos países la situación?
Segundo acontecimiento también (...)