Mientras la explotación del combustible fósil más contaminante, el carbón, disminuye desde 2013 y las minas de lignito pronto cerrarán en Europa, China, que concentra más del 50% de la producción y del consumo mundial, prevé extraer 300 millones de toneladas más en 2022 que el año anterior, con el fin de mantener la actividad y reducir su dependencia de las importaciones (Les Échos, 21 de abril de 2022). Por un lado, Pekín quiere garantizar su
independencia energética, aunque implique una mayor contaminación, pero por otro, quiere convertirse en el líder mundial de las energías limpias comprometiéndose con el objetivo de la neutralidad de carbono para 2060.
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Dossier: Geopolítica de la energía
Carbón chino
junio de 2022
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