Entre 1975 y 1980, el consumo medio de un automóvil en Francia cada cien kilómetros pasó de 8,6 a 5,4 litros, o sea, disminuyó un 37%. Innovaciones como la inyección electrónica, que incorpora cada vez más tecnología, permitieron que los motores explotaran el petróleo de un modo más eficaz. Pero cuando consideramos no sólo el rendimiento de una unidad motorizada, sino también el impacto en el medio ambiente, el cuadro cambia del verde al negro.
A partir del mejoramiento del confort y la seguridad de los vehículos, las familias francesas gastan más en su(s) automóvil(es). Desde 1970, la parte del automóvil en su presupuesto casi se ha duplicado, tanto en valor como en volumen, para equipararse a la alimentación (14% del gasto de las familias en 2001). Y si bien se necesita mucho menos combustible para hacer andar un automóvil, el parque automotor se ha duplicado; éste supera los 28 millones (...)