El año pasado Nicolas Weill escribió Una historia personal del antisemitismo. Muy personal, en efecto, a juzgar por el artículo que publicó en Le Monde des livres. Simulando dar cuenta entusiasta de una obra sobre el periodismo coeditada por Le Monde el periodista ataca a Pierre Bourdieu, Jacques Bouveresse y Serge Halimi.
¿Su crimen? Haber llevado a cabo “ofensivas”contra los medios, que según él tienen “en común una tendencia no asumida a la antidemocracia” […] “Bajo la cobertura de lanzar carretadas de injurias contra los periodistas, acusados de estar al servicio de los poderosos, bien podría ser que esas críticas pongan en tela de juicio el orden mismo de la libertad”. Siguen variaciones sobre este tema trillado que permiten a Nicolas Weill encajar los procesos de intención (“bajo la cobertura de”, “podría ser que”) con la destreza con que un niño construye su primer juego de cubos.
El scoop surge al final (...)