Al percibir la creciente caducidad de la novela, la narrativa más actual parece haber vuelto a la técnica periodística. Dotada de las herramientas y el ojo inquebrantable del sociólogo, a menudo abrumada por la complejidad y la barbarie informe de la experiencia, la prosa contemporánea dramatiza y otorga un orden psicológico al trozo de vida implacablemente documentado. Así, Los niños perdidos: un ensayo en cuarenta preguntas (con prólogo de John Lee Anderson) podría ser considerado indistintamente un reportaje literario o un documental de ficción. Un recuento, en cualquier caso, atrapado por las inflexiones del idioma del más sórdido de los informes. Su autora, Valeria Luiselli (México, 1983), parece haber partido del precepto informativo de que, fielmente traducido, el hecho es más rico que cualquier ficción.
Rescata la novelista de Los Ingrávidos (2011) la esencia del documental y lo pone en posesión de sus habilidades periodísticas: “Las cifras cuentan historias de (...)