En el imaginario del ala izquierda del Partido Laborista (Labour), el Londres de principios de la década de 1980 figura como una especie de Comuna de París versión socialdemócrata: una experiencia socialista única, hostigada entonces por la prensa sensacionalista y la derecha del Labour. Los jóvenes socialistas de hoy la recuerdan como el periodo en que sus precursores construyeron una idea nueva y viable del socialismo, tan exitosa que tuvo que ser eliminada.
Aquel periodo quedó marcado por la huella de Kenneth (Ken) Livingstone, elegido en 1981 para ponerse al frente del Consejo del Gran Londres (GLC). Su lugarteniente, John McDonnell, era el encargado de finanzas; Diane Abbott, quien se convertiría en 1987 en la primera mujer negra en ocupar un escaño en la Cámara de los Comunes, trabajaba como su secretaria de prensa; Jeremy Corbyn, entonces un diputado laborista recién elegido, era próximo a los debates del GLC y compartía (...)