No habrá “Tratado de Copenhague” como prolongación del Protocolo de Kioto (1997). Las clases dirigentes más influyentes del mundo han reducido la cuestión del futuro de la humanidad y de la vida a un problema de gestión “económicamente eficaz” de los recursos naturales, en concreto de los recursos energéticos. Y han confiado a los mecanismos de mercado la tarea de determinar y de medir el nivel de eficacia de esta gestión, la de un mundo basado en la confrontación entre intereses “mercantiles”, donde los más fuertes ganan. En este contexto, es imposible llegar a un verdadero acuerdo político mundial sobre el futuro de la humanidad y de la vida en el planeta que redunde en el interés general y en el de las generaciones futuras.
El Protocolo de Kioto ha marcado el desarrollo de la “vampirización” de las negociaciones sobre el clima por la energía y la comercialización del aire. Todo (...)