Estados Unidos abandona a sus soldados
La última de las traiciones
Un año después de que las fuerzas angloestadounidenses dieran comienzo a la guerra contra Irak, los mantras democráticos y heroicos abundan en los discursos del presidente de Estados Unidos, resuelto a recurrir al registro patriótico para facilitar su reelección el próximo 2 de noviembre. La revelación de las mentiras de la guerra y el aumento de la cantidad de vidas perdidas de estadounidenses hacen más difícil su tarea. Otro elemento que contribuye a la impopularidad de los neoconservadores radicales es el contraste entre sus propósitos marciales de hoy y las habilidades que estos hijos de buena familia desplegaron hace más de 30 años para sustraerse de las operaciones militares en Indochina. De origen popular, la mayoría de los soldados estadounidenses en Irak no han tenido esa suerte…
por Howard Zinn,
abril de 2004
No puedo olvidar la fotografía publicada el pasado 30 de diciembre en la portada del New York Times para ilustrar un artículo de Jeffrey Gettleman. Mostraba a un hombre joven sentado en una silla delante de los alumnos de una clase de sexto curso, en Blairsville, Pensilvania. A su lado había una mujer. No era la profesora sino la madre del joven. Estaba allí para asistirlo, puesto que era ciego.
Ese joven de 24 años, sargento de los Army Rangers, se llama Jeremy Feldbusch. El pasado 3 de abril, vigilaba una represa sobre el río Eúfrates cuando su rostro fue alcanzado por las esquirlas de un obús que cayó a unos 30 metros. Al salir del coma, cinco semanas después de haber entrado en un hospital militar, había perdido la vista. Dos semanas más tarde era condecorado con las medallas Purple Dogal y Bronce Star, pero seguía ciego. A su cabecera, (...)
