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Frente al euro

La suerte del dólar se juega en Pekín

La presencia en Europa del presidente de Estados Unidos George W. Bush del 21 al 26 de febrero expresó una voluntad de acercamiento a los países miembros de la Unión Europea. Aunque las diferencias sobre Irán o la venta de armas a Pekín, por ejemplo, no han desaparecido, la Casa Blanca sabe que debe transigir con los dirigentes europeos y chinos. Las orientaciones de estos últimos determinan, en parte al menos, las tasas de interés, el curso del dólar y la gravedad del deficit comercial estadounidense. De ahora en adelante, China se propone sacar ventaja, incluso en el plano diplomático, para su nuevo poderío económico y financiero.

por Ibrahim Warde, marzo de 2005

“La moneda es nuestra, pero el problema es de ustedes”. La célebre expresión de John Connally, que fuera secretario adjunto del Tesoro en la presidencia de Richard Nixon, data de 1971, pero podría aplicarse a la política del dólar de la primera administración de George W. Bush. Preocupados prioritariamente por la “lucha contra el terrorismo” y por la guerra en Irak, los dirigentes estadounidenses prestaron escasa atención a los grandes temas económicos internacionales. Si bien proclamaron su apego a una moneda fuerte, tanto como para no incitar a los especuladores a perjudicar demasiado al dólar, de hecho dejaron la cuestión al “mercado”, lo que les permitía ocultar el problema de los “déficits gemelos” (presupuestario y comercial) que han aumentado masivamente.

En materia presupuestaria, la administración Bush había heredado excedentes cercanos a los 240.000 millones de dólares en 2000. La recesión de 2001 (que redujo las entradas fiscales), las masivas reducciones de (...)

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