Estimado Régis:
Como imaginarás, leí con atención la carta que me dirigiste, directamente a través de Le Monde diplomatique, a propósito del informe que yo mismo le acercara al presidente François Hollande, quien aprobó sus conclusiones, sobre las consecuencias del retorno de Francia al comando de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y sobre las perspectivas de la Europa de la defensa. Me alegra continuar contigo, de esta forma original, pública, un diálogo iniciado hace más de treinta años bajo la égida de François Mitterrand, y nunca interrumpido desde entonces. Diálogo estimulante, enriquecedor, a veces perturbador, pero siempre amistoso y franco.
Tu texto suele apartarse, a veces hasta el punto de perderlo de vista, del tema exacto que tuve que tratar. Es una hermosa meditación melancólica al caer el sol sobre la desaparición progresiva de la política exterior “francesa”, el triunfo contemporáneo del individualismo, del que el cristianismo, exangüe hoy (...)