En Argelia, el Sáhara representa cuatro quintas partes del territorio, es decir, casi cuatro veces la superficie de Francia. La ambición de utilizar estos inmensos espacios para satisfacer las necesidades básicas de la población es antigua. Tanto más cuanto que la explosión demográfica y urbana de las ciudades del norte hace tiempo que devoró gran parte de las áreas agrícolas, remplazadas por un paisaje deprimente de bloques grises y de ladrillos rojos.
En Biskra, considerada hoy el “frente pionero” más importante del Sáhara, los primeros invernaderos aparecieron a principios de los años 1980, pero realmente no se generalizaron hasta veinte años más tarde. Según Arezki Mekliche, profesor en la Escuela Nacional Superior de Agronomía (ENSA) de Argel, “la agricultura sahariana, en su forma moderna e intensiva, comenzó en realidad en 1987, con las dos granjas piloto de Gassi Touil”, en la región de Adrar, a 1.200 kilómetros al sur de Orán (...)