Cerca de seis meses después de que el Kremlin emprendiera la invasión de Ucrania, su “operación especial” se ha enquistado a lo largo de un frente que se extiende desde la periferia de Járkov, en el este, hasta las estepas de los ríos ucranianos que dan al mar Negro, con el Donbás como epicentro de los combates. Mientras la lógica de las armas prevalece, la perspectiva de un cese de las hostilidades parece lejana. Y es que, desde la cumbre en Estambul del 29 de marzo, en la que los negociadores rusos y ucranianos se reunieron en torno a un proyecto de acuerdo de paz, la vía diplomática se halla en punto muerto y las posiciones se han endurecido.
Cuando ambas partes se encontraron en Estambul, Moscú abordó la cumbre con un programa de máximos que fueron formulados durante una reunión preparatoria celebrada el 10 de marzo en la ciudad balneario (...)