Hay que “dar un golpe en la mesa”: esa es la amenaza que el embajador de Estados Unidos en Israel, Thomas Nides, dirigió a Tel Aviv el pasado marzo, tras visitar parte de Cisjordania. El motivo de su enfado no era ni la ocupación militar de los territorios palestinos ni la galopante colonización ni tampoco la campaña de represión llevada a cabo por el Ejército israelí contra la sociedad palestina, sino la falta de acceso a la red móvil de cuarta generación (4G) de los palestinos. Al descubrir consternado que solo podían usar la 3G, a diferencia de los colonos y de la población israelí, el diplomático estadounidense exclamó: “¿Quién demonios tiene 3G? Eso es ridículo”. Y añadió: “¿Qué significa la igualdad? Tener 4G, eso es igualdad”.
En el verano de 2021, Israel, que controla las radiofrecuencias y el ancho de banda celular en los territorios ocupados, afirmó estar dispuesto a (...)