El feminismo en Estados Unidos permanece vivaz, pero los derroteros que toma son tan numerosos y desconcertantes que a veces hacen creer, de forma equivocada, que ha desaparecido. Junto a los grandes movimientos tradicionales –National Organization for Women (NOW), Emily’s List–, cercanos al Partido Demócrata, múltiples corrientes no afines a un partido florecen en Internet: a través de redes sociales, sitios web, blogs... “Los ‘me gusta’ y los clics han reemplazado el activismo y las manifestaciones callejeras de las generaciones precedentes –constata la escritora Carolyn Burke, instalada en California–. La comunicación ha sustituido el enfoque político”.
Una de las formas de este feminismo new look se desarrolla en el panorama musical, con el “feminismo pop”, del cual la cantante Beyoncé es la última encarnación. Pero la perspectiva de estas guerreras sexy y provocadoras no goza de unanimidad: unos ven en ellas símbolos de la emancipación femenina; otros, simples instrumentos de marketing.
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