“Hoy en día, Burundi es Ruanda en 1994”. Palabra más, palabra menos, tal es el temor que nos transmitieron dos hombres muy diferentes: Paul Nkunzimana, decano de la Facultad de Psicología de la Universidad de Bujumbura, y Joseph Ndayizeye, vicepresidente de la Liga Iteka (“dignidad” en lengua kirundi), organización humanitaria. La matanza de 160 refugiados tutsis congoleños (banyamulengues), el 13 de agosto de 2004 en el campamento de Gatumba, cerca de la frontera con la República Democrática del Congo (RDC) no hizo más que intensificar ese temor recurrente. Por otra parte, las elecciones generales previstas para octubre podrían postergarse debido a las tensiones políticas.
Eclipsado por el drama ruandés, Burundi es regularmente escenario de violencias étnicas aterradoras: en los 10 días que siguieron al asesinato del presidente Melchior Ndadaye por oficiales tutsis, el 21 de octubre de 1993, fueron asesinados unos 100.000 tutsis y hutus moderados. Ese primer jefe de Estado (...)