El 28 de abril de 2013, siete jinetes salían a las pistas del hipódromo de Asjabad, la capital de Turkmenistán. Entre ellos, un tal Gurbanguly Berdimuhamedow. Este jockey, más ágil que sus compañeros, no era otro que el presidente de esa república de Asia Central famosa por sus reservas de gas natural, su llamativo urbanismo y su régimen ultraautoritario. Vencedor de la competición, el jefe de Estado vio cómo su cabalgadura se desplomaba ¡justo después de cruzar la meta!
El último domingo de abril de cada año, la fiesta del caballo turkmeno, deseada e instituida por Berdimuhamedow, celebra al Akhal-Teke o caballo turcomano, un animal longilíneo de crin escasa y pelo fino, dotado de un cuello largo y una cabeza pequeña. Gran orgullo del pueblo turkmeno, es conocido en el mundo entero por su velocidad y sobre todo por su excepcional resistencia, que le permitiría recorrer hasta mil kilómetros en menos (...)